domingo, 6 de mayo de 2007

Convicciones femeninas



El sábado comenzará a darse cuenta de que soy lo mejor que pudo haberle sucedido en la vida. Yo no sé por qué hasta ahora no ha caído en la cuenta de que no hay nadie, nadie, nadie mejor que yo. ¿Quién está pendiente de cada detalle, quién sabe si las camisas están planchadas, si hay que pagar el gas, si se acabó el desodorante de ambiente? La luz de la recepción a la noche cuando llega está prendida, el felpudo derechito, y no se tropieza con nada que haya quedado olvidado cuando saliera apurado al trabajo. Porque él siempre está apurado y ahí queda todo, camperas, carpetas, y hasta los zapatos. Soy yo quien quita las arrugas de sus sábanas, la que acomoda los libros en los estantes y no permite que haya ni una mota de polvo en los muebles, se vea o no se vea. Abre la heladera y hay cerveza. Abre el freezer y hay comida lista, la que más le gusta. ¿Acaso alguna vez tuvo que hacerme algún reclamo? ¿Le faltó una papa frita para la picada?

El sábado se dará cuenta, estoy segura. Años de acostumbrarlo a esta perfección absoluta, impecable, reluciente, a los tenedores junto a los tenedores y las servilletas siempre blancas y dobladitas en el segundo cajón a la derecha. Las medias azules con las medias azules y los calzoncillos blancos con los calzoncillos blancos. Jamás le ha faltado el papel higiénico al lado del inodoro ni las toallas, la de las manos, la de los pies, la del cuerpo, todas del mismo color y limpitas. Nunca olor a humo, ni colillas, a pesar de que cuando se va quedan restos horribles por todos los cuartos. Yo sé que cuando abre la puerta, aspira el aroma a lavanda y sonríe. ¿Y los vidrios? Ahí sí que me merezco un monumento, porque parece que no hubiera vidrios en esta casa.

Sí señor, este sábado empezará a darse cuenta de que será mejor que me dé un aumento antes que quedarse sin empleada doméstica.

Por Nanim Rekacz

1 comentario:

Nanim Rekacz dijo...

Gracias amigo, es un honor que me sumes a tu página.Con todo gusto aportaré mi granito de arena este médano viajero.
Un abrazo.